RECORDANDO 2021

Las esperas de jabalí siempre tienen un punto de incertidumbre, pero esta jornada fue especial desde el primer momento. Sabíamos que en la zona había un buen animal moviéndose y alimentándose en una siembra natural, así que tocaba hacer las cosas bien, con paciencia y sin precipitarse.

La noche avanzaba y, tras varias horas de espera en absoluto silencio, la recompensa llegó. Un gran jabalí apareció entre la espesura, confiado, buscando alimento en la siembra. No era una oportunidad fácil: la luz era escasa, el ángulo complicado y la tensión se podía sentir en el aire. Después de medir bien el disparo, apreté el gatillo…

El impacto fue bueno, pero el jabalí no cayó en el sitio. Desapareció entre la vegetación, dejando un rastro que nos obligó a pistearlo.

A primera hora de la mañana, con la luz a nuestro favor, nos pusimos manos a la obra para cobrarlo. Un ejemplar impresionante de tamaño, que nos hizo vivir una de esas experiencias que hacen que la caza sea tan emocionante.

Una espera llena de paciencia, un disparo complicado y un pisteo que nos llevó hasta un animal de los que dejan huella. ¡Días así son los que realmente se disfrutan!

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