En esta jornada de campo nos centramos en la preparación de dos puestos de espera para jabalí, en zonas donde últimamente habíamos detectado cierto movimiento. Empezamos revisando cuidadosamente cada lugar, observando huellas, rascaduras, y otros indicios que nos pudieran confirmar actividad reciente. Tras analizar el terreno, dejamos todo lo más natural posible para no levantar sospechas.
Con todo preparado y buenas sensaciones por lo que habíamos encontrado, nos animamos a realizar una espera en uno de los puestos. Las condiciones eran perfectas: sin viento, buena temperatura y todo en silencio… pero como muchas veces pasa en el monte, el jabalí ni se acercó por la zona. Ni ruidos, ni sombras, ni rastro durante toda la noche.
Una de esas noches que forman parte de la caza real: cuando todo parece estar a tu favor, pero la naturaleza decide otra cosa. Aún así, la experiencia de estar en el monte, de leer el terreno y seguir aprendiendo siempre merece la pena.
👉 Si te gusta la caza de espera en su forma más auténtica, acompáñanos en este vídeo donde mostramos el lado menos épico, pero más real de nuestra afición.
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